Cada vez que deseamos cambiar nuestros hábitos alimenticios optamos por acudir a “la dieta perfecta” para lograr los objetivos de control de peso en cortos períodos de tiempo. Sin embargo, muchas veces entendemos erróneamente el verdadero significado de la palabra “dieta” o solemos creer que un tipo específico de percepción nutricional será igual de funcional que a otra persona, cayendo en un círculo vicioso de dificultad de adherencia a una alimentación saludable. Es por ello que este artículo tiene como principal objetivo concientizar de una manera adecuada y con apoyo científico el significado de dieta, los tipos de alimentación que podríamos tomar en consideración adaptar para nuestro día a día.
¿Qué es?
La palabra “dieta” normalmente es mal definida como el plan de alimentación que tiene como enfoque principal ayudar a las personas en los procesos de control de peso, que muchas veces para ser más efectivas deben estar compuestas por pocos alimentos y cantidades excesivas de agua. La “dieta” abarca mucho más que un régimen para el control de peso.
Podría resultar difícil de creer, pero la palabra “dieta” es empleable para el tipo de alimentación que llevamos todos los días. Por ejemplo, la persona que suele consumir pizzas y postres por lo menos 2 veces por semana, podríamos considerar que su dieta está compuesta por alimentos de baja calidad nutricional. Sin embargo, seguimos considerando esa práctica como dieta. En ese mismo contexto, si otro individuo compone los pilares de su alimentación a base de vegetales, frutas, hidratos de carbono altos en fibra, grasas y proteínas de buena calidad, significa que la dieta del individuo es saludable.
En síntesis, la palabra “dieta” se define como el régimen de alimentación que empleamos diariamente, sin importar la calidad nutricional de la misma. No obstante, instamos a que el tipo de dieta que lleves en tu día a día sea lo más saludable posible, de ese modo reduces el riesgo de desarrollar enfermedades desencadenadas por malos hábitos alimenticios.
Desde un punto de vista científico, la dieta o el régimen nutricional puede ser aplicada en personas sanas o con patologías. La dieta intrahospitalaria o enfocada en tratar una patología en específico podría tener características diferentes a la de una persona en condiciones normales.
Ahora, desde un enfoque netamente nutricional y con visión a mantener un estado saludable , es necesario que conozcas que los pilares de una dieta saludable y balanceada se basan en las características individuales de cada persona, estas son: sexo, peso, talla, edad, enfermedades que presenta el individuo, estado nutricional, historia clínica personal y familiar, alergias e intolerancias alimentarias, tipos de medicamentos que consume, por último se considera el tipo, la frecuencia y el tiempo de actividad o ejercicio físico que realiza. Teniendo estos puntos en cuenta, debes recordar que la dieta o el régimen nutricional no es aplicable o reproducible en dos o más personas, este es prescrito en base a tus características personales y objetivos nutricionales o físicos.
Características de una buena dieta:
Ser personalizada y se espera que esté prescrita con la finalidad de cumplir objetivos realistas. Recuerda que es casi imposible controlar 10 kilos en un mes de manera saludable y cumpliendo con una alimentación equilibrada. Sin embargo, llevando un adecuado estilo de vida, lo más probable es que al cabo de 5 o 6 meses hayas logrado controlar una cantidad significativa de peso.
Estar enfocada en mejorar la sintomatología de la enfermedad mediante la disminución, aumento o control de ciertos nutrientes, si tienes patologías.
La prescripción nutricional necesita aportar suficiente energía para que realices tus actividades diarias del día.
Ser completa en macro y micronutrientes, para no crear carencias de ninguna vitamina o mineral.
Contiene alimentos que representen una gama amplia de colores.
¿Cuáles son los tipos de dieta más comunes?
Dieta saludable: Este tipo de dieta se caracteriza por ser balanceada, equilibrada, completa, armónica y flexible a los gustos del individuo. Aporta la energía, macronutrientes, micronutrientes y antioxidantes necesarios y en cantidades adecuadas para el correcto funcionamiento del organismo.
Dieta vegetariana: El régimen alimenticio vegetariano se basa en plantas, vegetales, hortalizas, semillas, granos integrales y frutas de estación. Usualmente se recomienda complementar la alimentación con vitaminas del complejo B (B6, B9, B12) y hierro.
Dieta ovolactovegetariana: Esta prescripción nutricional es similar a la anterior, la diferencia es que esta suele permitir el consumo de productos de origen animal, como el huevo y leche. Muchos nutriólogos consideran que este régimen alimenticio es más completo y saludable, debido a que asegura el consumo de aminoácidos esenciales presentes en la composición nutricional del huevo.
Dieta keto o cetogénica: La dieta cetogénica fue inicialmente desarrollada para pacientes con epilepsia refractaria, debido a que el tipo de procesos que desencadenan dentro del organismo generaba una gran mejoría en los niños que sufren de esta enfermedad. Sin embargo, con el paso de los años se evidenció que también era beneficiosa en pacientes con diabetes mellitus y obesidad. Este tipo de prescripción alimenticia se distingue porque permite una ingesta de hidratos de carbono muy debajo de lo normal, mientras que el consumo de las grasas y proteínas es más elevado. Los individuos que practican este tipo de dieta obtienen energía a partir de las grasas.
Dieta DASH: Este tipo de régimen suele ser prescrito en pacientes que padecen hipertensión arterial. Su objetivo principal es regular los niveles de la presión arterial, mediante la disminución del sodio en la dieta, ofrece una mejor calidad de grasas y permite el consumo de carbohidratos ricos en fibra.
¿Qué tipo de dieta podría poner en riesgo tu salud?
Los tipos de dieta que te recomendamos evitar seguir son aquellos que se basan en el consumo de un solo alimento. Se han ideado un sin fin de regímenes alimenticios a base de manzana, lechuga, piña, papaya, plátano, naranja, etc. Si bien es cierto, los alimentos previamente mencionados tienen una gama amplia de propiedades, sus características nutricionales no son suficientes para cubrir tus requerimientos necesarios de energía, macro y micronutrientes; mucho menos para permitirte esperar con tranquilidad a la siguiente hora de comida. Además, los alimentos no tienen ningún aval científico que indiquen que por sí solos promoverán el control de peso.